Todos sabemos que las sorpresas son geniales y la gente se emociona mucho, porque regalar una fiesta sorpresa es sinónimo de ilusión, risas y experiencias memorables. La alegría, la diversión, el buen rollo y las sorpresas nos encantan, pero a veces no somos capaces de vencer la inercias que nos frenan y desaprovechamos estupendas ocasiones para montar un fiestón sorpresa inolvidables.
Cuándo y a quién regalar una fiesta sorpresa
En realidad, ¿a quién no deberíamos regalársela? Existen multitud de fechas especiales, efemérides y circunstancias que sería genial conmemorar con un fiestón inesperado.
Estas son algunas de ellas:
– Cumpleaños, especialmente de cifras redondas como los 18, los 40 o los 50.
– Aniversarios, ya sean de boda, en la empresa o de grandes logros personales, deportivos o profesionales.
– Jubilaciones.
– Bodas, pedidas y despedidas. Las podemos hacer antes, durante o después de estos acontecimientos nupciales o prenupciales, las posibilidades son inagotables.
– Cambios de residencia. Despedir o dar la bienvenida en estos casos es sumamente positivo.
– Ascensos o nuevos empleos.
– Grandes logros alcanzados.
– O, simplemente, porque hoy es hoy y todos somos estupendos. Agradecer la compañía, el afecto, el apoyo y el cariño recibido de la gente que nos importa es maravilloso. Una fiesta sorpresa es una magnífica expresión de agradecimiento, que no solo recibe la persona homenajeada, también todos sus allegados y el resto de los invitados.
Reflexiones para montar una gran fiesta sorpresa
Montar una fiesta de este tipo siempre es guay, siempre que lo hagamos bien. Por eso, vamos a plantear algunas recomendaciones útiles para asegurarnos el éxito de este gran festejo.
– Dónde organizarla. La experiencia nos dice que la mejor alternativa es reservar una discoteca, un local o una sala de copas céntrica en Madrid, con buen ambiente, servicio esmerado y una música increíble. Un lugar como Bar Tula, un espacio mítico que combina música de los 80 y los 90 con los temazos más actuales, ofreciendo primeras marcas y con unas instalaciones espectaculares. ¿Para qué complicarnos la existencia montando el evento en casa, o alquilando un local sin acondicionar, teniendo esta alternativa?
– Al gusto del homenajeado. Nunca debemos perder de vista a quién debe encantarle, sobre todo, la celebración. Para decidir la ambientación, la música, las sorpresas, la temática y cualquier otro aspecto, debemos apoyarnos en lo que conocemos del invitado principal: el protagonista de la fiesta.
– Comida y bebida de calidad. Vamos a dejar el garrafón y los saladitos cutres, por favor. Elijamos un servicio de catering apropiado para saborear comidas y bebidas top que, además, nos permitirán sentirnos bien a la mañana siguiente. En Bar Tula podemos reservar también este servicio.
– Carteles personalizados. Resulta esencial darle el toque personal a la fiesta con mensajes, leyendas y carteles que rindan tributo al homenajeado y recuerden qué estamos celebrando.
– Prospección de invitados. Debemos esforzarnos en lograr que acudan a la fiesta todas las personas necesarias. Hemos de ser minuciosos y muy trabajadores para reunir sus contactos, hablar con ellos y convencerlos para que estén presentes. Determinadas ausencias pueden echar por tierra todos los esfuerzos.
Porque regalar una fiesta sorpresa contagia alegría y muy buen rollo, conviene hacerlo bien. ¿Cuándo montamos la próxima?